El mosquito tigre es imparable en el Mediterráneo por clima y costumbres
Científicos y expertos en el control de plagas coinciden en que la prevención junto al cambio de hábitos es fundamental para la contención de una especie exótica invasora de ámbito urbano
“El mosquito tigre es imparable en el Mediterráneo por clima y costumbres”. F. Bustamante.
«Estamos en el espacio idóneo para que se extienda el mosquito tigre, por lo que la prevención es fundamental». Así de contundente se mostraba Ricardo Jiménez, catedrático de Zoología de la Universitat de València. «Su expansión en Europa y aquí en el Mediterráneo es imparable», apostillaba la científica y empresaria Pilar Mateo. Sergi Campillo incidía en que se está claramente «ante un caso de salud pública». El vicealcalde de València y concejal de Ecología Urbana, además de responsable de Devesa-Albufera, sabe bien de lo que habla por su condición de biólogo. «Es una especie invasora exótica, una más, porque el parque natural está lleno de ellas», manifestaba. «Una vez se han introducido son difíciles de erradicar, solo nos queda poner medidas de contención», advertía Campillo.
Varios fueron los expertos que aportaron sus conocimientos sobre el mosquito tigre en el transcurso de los Desayunos Levante El Mercantil Valenciano, que contó con el patrocinio de Lokímica y CTL Sanidad Ambiental, empresas especializadas en el control de plagas. El mosquito tigre (Aedes albopictus), a diferencia del común o trompetero (Culex pipiens), es de ámbito diurno, urbano y se reproduce en cualquier recoveco, incidía Campillo. «Esta aquí y hay que asumirlo, porque viene para quedarse. Debemos trabajar en poner freno a las medidas que involuntariamente ayudan al descontrol», razonaba.
«Por nuestras temperaturas y latitud vamos a ser escenario de introducción de especies y patologías tropicales», vaticinaba, algo en lo que coincidía plenamente Javier Lucientes, catedrático de Parasitología y Enfermedades Parasitarias en el departamento de Patología Animal del Instituto de Investigación Agroalimentario de Aragón. «Pertenece a un grupo de dípteros que tienen la capacidad de poner huevos en espacios que se secan, pero eso no afecta a su ciclo vital y pueden aguantar un año o más así», avisaba. Lucientes explicaba la rápida introducción en España «dentro de los vehículos, por lo que viaja por toda la geografía».
Un plan de seguimiento.
Un plan de vigilancia ha permitido seguirle la pista por la autopista de la costa, las gasolineras del País Vasco y hasta en la estación de autobuses de Badajoz. «Se desplaza dentro de los coches y en la misma ropa», comentaba Lucientes. Se cree que su llegada a Europa fue a través de neumáticos procedentes de Estados Unidos «Tiene visos de que no vamos a poder eliminarlo, porque se complementa perfectamente con los humanos», relataba. El reto es impedir la propagación de enfermedades tropicales como el zika, dengue, chicunguña, fiebre amarilla o fiebre del Nilo. «Somos sus huéspedes», según Campillo.
El cambio climático, aunque no suficientemente estudiado aún, puede estar favoreciendo la implantación de estas especies en latitudes que no le son propias. Para Oscar Navarro, alcalde de Polinyà del Xúquer, «su expansión es imparable por el clima, la idiosincrasia de nuestros pueblos y las costumbres». Rutinas como «arruixar el carrer o el corral plé de plantes amb plats amb aigua» se convierten en las mejores aliadas del mosquito tigre. Con una población de apenas 2.500 habitantes, Polinyà del Xúquer se ha visto especialmente castigada por el mosquito tigre, de ahí que a finales de 2018 se apostara por un programa pionero junto a la entonces Conselleria de Medio Ambiente para soltar miles de machos estériles, inocuos para los vecinos ya que las que pican son las hembras.
«Nuestro clima es perfecto, los inviernos son muy suaves, lo que les permite resistir hasta el verano», advertía Navarro. «No estamos acostumbrados al impacto de un insecto como este, por eso insistimos a nuestros vecinos que su colaboración es fundamental», incidía Navarro. Y echaba mano de la ironía para expresar la problemática a la que se enfrentan los responsables de municipios medianos y pequeños como el suyo: «El marrón es para ti, porque el vecino llama a la puerta del alcalde, no a la del conseller ni a la del ministro». En esa línea recordaba el «encorsetamiento» financiero al que han estado sometidos desde hace quince años.
Para Ricardo Jiménez la principal preocupación «es la transmisión de enfermedades a la gente por las picaduras de mosquitos que han picado a gente infectada». «Ojalá que nunca lleguen el dengue o el chicunguña», señalaba, para lanzar un pequeño dardo a los responsables políticos de todas las administraciones. «Se ha trabajado mal el control, hay que tratar la zoonosis igual que las partidas para las fiestas del pueblo», espetaba, para apostillar: «No es matar bichos, es hacer control de plagas y hablar de economía. Es dinero, en definitiva».
Subvenciones en enero, no junio.
David Bravo Minguet, especialista en mosquito tigre de CTL Sanidad Ambiental, tomaba el relevo para profundizar en la necesidad «de dar información y formación». «Las subvenciones para las medidas de prevención han de darse en enero, no en junio», era otro de los mensajes. «Ayuntamientos y diputaciones han de dar el dinero cuando toque», repetía. Joaquín Bernabeu Valls, director gerente de CTL, recordaba la importancia de la formación a nivel doméstico, aunque lamentaba que a algunas charlas «solo habían acudido siete vecinos».
En esa misma línea, Noé García, gerente de Lokímica, admitía que en focos pequeños, como poblaciones con pocos recursos económicos y técnicos, «no es tan fácil solucionar el problema, porque se trata de aplicar una estrategia integral». Rubén Bueno, director técnico de CTL, daba la razón a sus predecesores al remarcar que el mosquito tigre «es lo que es por el hombre». «Las asociaciones de vecinos son fundamentales, las experiencias que acumulamos en la gestión es algo vital para lo que ha de venir después», afirmaba. Además, abogaba por «una profesionalización del sector». «Hay que saber a lo que nos enfrentamos, e ir a la tecnificación, no solo a los recursos», defendía.
Lucientes abogaba incluso por hacer ensayos y simulacros como en otros países , y ponía el dedo en la llaga: «Si la gente no sabe cómo solucionar el tema, los recursos no sirven de nada».
Otro punto de debate fue la asunción del problema como una cuestión de país, aunque las competencias de sanidad estén transferidas a las comunidades autónomas. «Esto es algo de ámbito estatal, porque el mosquito no sabe de fronteras», según Ricardo Jiménez. «La descoordinación entre las diferentes administraciones es total», reiteraba Lucientes, quien reclamaba un protocolo de actuación. «En la Comunitat Valenciana sí lo tenemos», replicaba Jiménez. Tampoco faltaron las voces críticas hacia las futuras restricciones que pretende imponer la Unión Europea, por ejemplo en temas de fumigaciones en el exterior o biocidas. «En la UE están más preocupados por los tulipanes de Holanda, porque al Mediterráneo se nos considera parte de Africa», coincidieron varios expertos no sin cierta sorna.
El decisivo papel del ciudadano.
Ana Gradolí, de la Asociación de Vecinos Devesa-El Saler, recalcaba el papel que ha de jugar el ciudadano en la lucha contra el mosquito tigre. «Tenemos una labor fundamental a la hora de dar la voz de alerta a la administración y en la prevención», comentaba. Gradolí echaba la vista atrás para recordar los enormes problemas de los residentes de este enclave de Poblats del Sud, con auténticas plagas en verano. «Este año ha funcionado el control, gracias», señalaba, dirigiéndose a Noé García, gerente de Lokímica.